El embarazo, una consecuencia que trae consigo las relaciones sexuales sin protección en adolescente
- Patricia Arriaga Rivera
- 17 nov 2016
- 4 Min. de lectura
Tan solo cursaba el segundo año de secundaria, en una escuela de Chalco, cuando Ana se enteró de que sería mamá a tan temprana edad, pues solo tenía 14 años y nunca pensó quedar embarazada tan chica, comenta en una entrevista para Distopía MX, seis años después de haber tenido a su Hija Ariadna Sherlyn.
La decepción que su madre se llevaría sería muy fuerte, pues Ana asegura que confiaba plenamente en ella como hija. En sus planes, Ana terminaría de estudiar y cumpliría todas sus metas en la vida; como el de estudiar enfermería y ejercer su profesión.
Así como Ana, muchas adolescentes que quedan embarazadas en una edad entre 15 y 19 años de edad pierden oportunidad educativa y/o el abandono por completo de la escuela. Muchas veces lo hacen por la repercusión económica que implica estar embarazada; o como Ana, para evitar malos comentarios por parte de sus compañeros, y así evitar un rechazo social.

El miedo al rechazo social es una consecuencia psicológica que presentan la mayoría de jóvenes en esta situación. Tampoco quieren al bebé, pues no desean hacerse cargo de él. En consecuencia, presentan problemas dentro de la familia, ya que se sienten decepcionados de la persona, lo que genera baja autoestima.
Juan, quien sólo le llevaba dos años con su novia no dudó en apoyarla para todo, a pesar de también ser un adolescente de tan sólo 16 años de edad. Aunque, igual que su novia no estaba en edad para hacerse cargo de ningún bebé, sino de continuar estudiando para poder tener una vida mejor, aseguró.
Ana comenta que a esa edad sólo tenía conocimiento de un método anticonceptivo, del condón y que sólo pocas veces lo utilizaron; lo cual tiene relación con la encuesta nacional de la Dinámica Demográfica 2014, pues el 49.9% de las jóvenes que declaró haber tenido relaciones sexuales, no se cuidaron con ningún método anticonceptivo, lo que no solo las acerca al riesgo de quedar embarazadas, sino de contraer alguna enfermedad de transmisión sexual, de lo cual también es importante cuidarse y mantenerse informados.
Otro caso es el de Erika, quién quedó también embarazada a muy temprana edad, a los 15 años, poco después de haber festejado con una reunión muy pequeña y familiar sus “quince primaveras”.
Erika comenta que sus papás nunca le hablaron de manera clara sobre el cuidado que debería tener respecto al tema, pues sólo le decían: “cuidadito me sales embarazada”, comenta cuatro años después de haber tenido a Brayan.
A diferencia de muchas de las chicas que quedan embarazadas, ella ya había decidido no seguir estudiando la preparatoria, pues no lo creía tan importante; además de que nunca le gustó mucho ir a la escuela y aprender cosas nuevas, “no soy buena para la escuela, así que para que hacía gastar a mis papás que ni siquiera tienen el dinero para pagar todo lo que piden en la prepa”.
Al igual que Ana, su novio con el que ya llevaba un año aproximadamente decidió apoyarla en todo los gastos del embarazo, parto y el cuidado de su hijo, aunque era más grande que ella, Rodrigo tan sólo tenía 17 años y ya se dedicaba a trabajar, pues en el pueblo donde vivía habían muy pocas oportunidades de estudiar y las que habían eran de muy mala calidad.
Ellos comentan que sólo muy pocas veces utilizaron el condón como método anticonceptivo, pero que en varias ocasiones a pesar de estar conscientes de lo que pudiera ocurrir prefirieron hacerlo así, sin protección alguna.
Estos casos son un reflejo de la desigualdad del país, ya que el 60% de las adolescentes, que sufren de este problema son personas de bajos recursos lo que advierte Save the Children, ayuda a “reproducir el ciclo de la pobreza”, donde los pobres seguirán siendo más pobres.
En un país donde predominan los pobres, la falta de métodos anticonceptivos es una de las principales causas para quedar embarazada y la precipitación por los jóvenes al querer experimentar las relaciones sexuales, además de la violencia sexual, según el Instituto Nacional de Perinatología.
Tanto Ana como Erika son aún dos mujeres muy jóvenes que tuvieron que dejar a un lado sus sueños de seguir estudiando o ponerse a trabajar, para tener que dedicarse al hogar, cuidar a su hijo(a) y atender al marido, quien bien o mal dan para el “gasto” para mantener y criar a sus hijo.
Ambos casos son solo un reflejo de la problemática que México como país representa, pues es el país de la OCDE con la tasa más alta ante esta problemática. Además de ser los adolescentes “los olvidados” de México, porque nadie los atiende en ningún aspecto, como la educación, según la organización.
Los problemas que pueden presentar las adolescentes no sólo se debe a lo posterior al embarazo y al cuidado del bebé, sino que pone en riesgo a la madre de morir al momento del parto, puede sufrir un aborto espontaneo, esto por no haberse terminado su cuerpo de desarrollarse; el bebé puede nacer con un bajo peso y/o con enfermedades de salud como el trastorno de desarrollo y muchas más.

Erika asegura que el doctor que la atendió le advirtió varias veces que podría presentar problemas a la hora del parto y durante todo su embarazo, por lo que debía de cuidarse más. “Pues no tuve tanto problema en el embarazo, solo que por ser aún muy chica para ser mamá, no pude tener a mi hijo en parto normal, sino que fue cesárea”, dijo.
Es por ello que Save the Children, dice que el embarazo en jóvenes implica “un problema grave de salud pública ya que las adolescentes tienen dos veces más probabilidades de morir por complicaciones en el embarazo o el parto que las mujeres adultas”.

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