#Memorias: 1968 sigue vivo.
- Victoria Romero
- 9 dic 2016
- 3 Min. de lectura

Han pasado 48 años desde el verano de 1968, cumplidos el pasado 2 de Octubre; cuando miles de estudiantes mexicanos de la UNAM, el Instituto Politécnico, de diversas universidades, padres de familia y catedráticos de dichas casas, se manifestaron en la Plaza de la Tres Culturas en Tlatelolco CDMX; criticando el autoritarismo del gobierno, para pedir la desaparición del cuerpo granadero y sobre todo, para exigir libertad de presos políticos del gobierno de Díaz Ordaz.

El movimiento fue un hecho histórico que marcó a México y al mundo entero, pues durante esa época se celebrarían los Juegos Olímpicos, sin embargo, la noticia se propagó en diversos países, como Francia, Italia, Alemania, Inglaterra, entre otros, que se negaron a participar.
Sin embargo, en México el Estado y sus fuerzas militares mostraron a los ojos de la humanidad la frialdad para atacar y asesinar a sus propios ciudadanos, despojando a jóvenes estudiantes e incluso a niños de sus vidas, que por derecho debían gozar hasta una edad adulta, pues la muerte no fue una causa natural.
Los medios de comunicación y la prensa se mostraron en contra del movimiento estudiantil, declarando que no tenía pies ni cabeza, que eran infantiles, sin argumentos o bases que respaldaran sus peticiones. El periódico "¿Por qué?" fue uno de los pocos que apoyaba a los estudiantes y por tanto cubrió el hecho. Otros diarios como La Prensa, justificaron la acción del gobierno, utilizando un titular que culpaba a extranjeros de terroristas y como los responsables.

Abel Quezada, columnista del Excélsior, pintó su columna de color negro, como una forma de protesta y desacuerdo; mostrando a su vez luto por las vidas perdidas en aquel escenario que terminó de color rojo, donde estudiantes y profesores buscaron cambiar su país.
Elena Poniatowsca, periodista y escritora mexicana, se encontraba en la Plaza de las Tres Culturas antes y durante el acto sangriento; donde empezaron a caer balas y fue herida. Las balas provenían de los edificios; específicamente de un grupo de choque (francotiradores) enviado por el presidente Díaz Ordaz a Tlatelolco, llamados “Los Halcones Negros”.
Éstos, dispararon contra los civiles, entrenados para reprimir a todos aquellos que protestaran contra el mismo gobierno. Lo anterior, después de dar un ultimátum a través de magnavoces el 23 de Septiembre para abandonar La Plaza de la Constitución (dato que publicó la revista SIEMPRE) .

Los estudiantes comunicaban sus seis puntos, manifestaciones y desacuerdos a través de los volantes, gacetas, manifiestos y pliegos petitorios del Consejo Nacional de Huelga. Manejaban títulos como: EL SILENCIO SERÁ REPUDIO UNÁNIME A LA JUSTICIA (Gran manifestación silenciosa del 13 de Septiembre de 1968) MENSAJE A LA OPINIÓN PÚBLICA Y A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA O AL PUEBLO DE MÉXICO.
Actualmente, existen registros y algunos testimonios, en el Museo Memorial del 68 (lugar donde se recabaron los datos expuestos en esta crónica) de personas que vivieron en carne propia aquel verano; esto con el objetivo de que las personas no olviden la matanza de los estudiantes y el despojo de su derechos, como la de un joven, quien vio a una pareja, donde la novia se colocó sobre su novio herido para protegerlo de las balas: él nunca supo si aquel día esos jóvenes se salvaron o perdieron la vida.

Llegaron los Juegos Olímpicos el 12 de Octubre de 1968, donde la paloma con sangre de Lance Wayman fue un símbolo más de protesta e indignación; para mostrarle al mundo de lo que era capaz el gobierno mexicano en contra de su pueblo.
Cada año se sigue recordando, el hecho es latente en el corazón de los mexicanos. Subyace como un recuerdo de porqué hay que luchar contra la represión. Por eso: “2 de Octubre no se olvida”.
(Datos recabados: Museo Memorial del 68 en Tlatelolco CDMX).
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